"¿Y
es que vosotros creíais o alguien creía que la Republica iba a ser siempre o iba a nacer para un régimen
de inmovilidad, para un régimen de contemporización, para un régimen de
conservación de todos los abusos o de todos los errores, o de todos los
desaciertos que causaron el hundimiento de la monarquía? No, no. Esto no lo
podía esperar nadie. Ya sé yo que cuando la República se puso a dar los
primeros pasos, muchos que habían sido simpatizantes con la idea republicana,
cuando era elegante ser republicano, con comodidad, dijeron al ver marchar la
República: “¡Ah! ¡Esta no es la República que habíamos soñado!”(1)
"¿Por qué? Pues porque muchas gentes de España, lanzadas al sentimiento republicano por motivos que desconozco, creían que la República era de mentirijillas y que íbamos a tener una República consistente en quitar a Alfonso XIII para poner otro señor con sombrero flexible y un poco menos bien vestido que el rey (Grandes aplausos). Y que íbamos a tener las mismas oligarquías gobernantes, los mismos caciques, los mismos recaditos subalternos, las mismas conferencias en los gabinetes de los políticos, los mismos emisarios en provincias, la misma red opresora del pueblo español. Cuando vieron que nosotros, unos cuantos, unos cuantos cientos, unos cuantos miles, habíamos tomado en serio el régimen republicano, empezaron a proferir grandes gritos: “¡Esto no es la República! Estas gentes son unos perseguidores de la sociedad, enemigos de la Libertad, que van a destrozar la economía nacional. ¡Y este señor, Azaña! ¡Ah! ¡Este señor Azaña es un chofer loco que nos lleva al abismo!” (Grandes risas y aplausos)(2)
"¿Por qué? Pues porque muchas gentes de España, lanzadas al sentimiento republicano por motivos que desconozco, creían que la República era de mentirijillas y que íbamos a tener una República consistente en quitar a Alfonso XIII para poner otro señor con sombrero flexible y un poco menos bien vestido que el rey (Grandes aplausos). Y que íbamos a tener las mismas oligarquías gobernantes, los mismos caciques, los mismos recaditos subalternos, las mismas conferencias en los gabinetes de los políticos, los mismos emisarios en provincias, la misma red opresora del pueblo español. Cuando vieron que nosotros, unos cuantos, unos cuantos cientos, unos cuantos miles, habíamos tomado en serio el régimen republicano, empezaron a proferir grandes gritos: “¡Esto no es la República! Estas gentes son unos perseguidores de la sociedad, enemigos de la Libertad, que van a destrozar la economía nacional. ¡Y este señor, Azaña! ¡Ah! ¡Este señor Azaña es un chofer loco que nos lleva al abismo!” (Grandes risas y aplausos)(2)
- 1-. Sesión de Cortes (16-4-36) / 2-. Toledo; Campaña electoral febrero 1936
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