"La República (...) se enfrentaba a un sector de la oficialidad española, al Ejército de Marruecos y a miles de voluntarios dispuestos a secundar sus órdenes, y además, desde finales de julio, a las potencias fascistas, Alemania e Italia. En realidad, no fue el ejército español en bloque el que quiso acabar con la República, sino tan sólo una parte del mismo. De 18 generales de División que controlaban las unidades de intervención más importantes, únicamente se levantaron cuatro (Cabanellas, Queipo de Llano, Goded y Franco). De los 56 generales de Brigada, se alzaron 14, y de unos 15.000 oficiales de todas las armas, secundaron el golpe aproximadamente la mitad. El denominado "Alzamiento Nacional", en definitiva, precipitó una división del ejército español. Fue crucial, por consiguiente, la contribución del Ejército de África, en particular del Tercio de la Legión Extranjera y las Fuerzas de Regulares Indígenas, en tanto que aportaron 1.600 oficiales y 40.000 soldados a la causa de los sublevados(...)
A finales del mes de julio, el envío de veinte aviones de transporte (Junker) y de seis cazas (Heinkel) por parte de la Alemania nazi, con sus correspondientes tripulaciones y equipos, permitió a Franco montar el puente aéreo Tetuán-Sevilla y trasladar las tropas desde el norte de África entre el 19 de julio y el 4 de agosto. La Italia de Mussolini aportó 12 bombarderos Savoia en este primer momento. A lo largo de todo el conflicto, ambas potencias proporcionaron a los sublevados 1.600 aviones, 200 cañones, 1.000 carros de combate y cantidades ingentes de bombas, ametralladoras y otras armas. Igualmente, casi 80.000 combatientes italianos, la mayoría enrolados en el Corpo Truppe Volontarie (CTV), y 19.000 soldados alemanes de la Legión Condor.
La República no encontró el respaldo que necesitaba en las democracias occidentales. En la reunión mantenida el 9 de septiembre de 1936 en Londres, los representantes de todos los países europeos acordaron impedir que los firmantes proporcionaran material bélico a cualquiera de los dos bandos. Fue el Pacto de no intervención. El argumento que se esgrimió era la importancia de contener el conflicto dentro de las fronteras españolas y evitar su internacionalización (...) Este acuerdo, privó a la República de los recursos militares y materiales necesarios para defenderse (...) Como consecuencia de esta política, la República sólo pudo contar con un aliado en el continente europeo, la URSS. La decisión no fue sencilla para Iósif Stalin. En esos momentos comprometido con la política de frentes populares desde septiembre de 1935, estaba muy lejos de querer implicarse en un conflicto armado. Tras varias semanas considerando la situación, la ayuda soviética comenzó a llegar en octubre. Los 700 aviones, 400 carros y 2.000 pilotos, asesores y funcionarios del Comisariado del Pueblo para Asuntos Internacionales (NKDV) constituyeron un respaldo material muy importante, aunque considerablemente inferior del que disfrutaba el bando contrario. Por su parte, la Comintern, dividida también en su posición con respecto a la guerra de España, auspició la formación de las Brigadas Internacionales. Estas constituyeron un ejército de 35.000 voluntarios de procedencias, perfiles sociales y filiaciones políticas diversas, que fueron reclutados a través de los partidos comunistas. La mayoría, unos diez mil, vinieron de Francia. También llegaron 4.000 de Reino Unido, 2.800 de Estados Unidos y 1.600 de Cánada. Aproximadamente la cuarta parte del total eran judíos, muchos de ellos exiliados de la Alemania nazi"
A finales del mes de julio, el envío de veinte aviones de transporte (Junker) y de seis cazas (Heinkel) por parte de la Alemania nazi, con sus correspondientes tripulaciones y equipos, permitió a Franco montar el puente aéreo Tetuán-Sevilla y trasladar las tropas desde el norte de África entre el 19 de julio y el 4 de agosto. La Italia de Mussolini aportó 12 bombarderos Savoia en este primer momento. A lo largo de todo el conflicto, ambas potencias proporcionaron a los sublevados 1.600 aviones, 200 cañones, 1.000 carros de combate y cantidades ingentes de bombas, ametralladoras y otras armas. Igualmente, casi 80.000 combatientes italianos, la mayoría enrolados en el Corpo Truppe Volontarie (CTV), y 19.000 soldados alemanes de la Legión Condor.
La República no encontró el respaldo que necesitaba en las democracias occidentales. En la reunión mantenida el 9 de septiembre de 1936 en Londres, los representantes de todos los países europeos acordaron impedir que los firmantes proporcionaran material bélico a cualquiera de los dos bandos. Fue el Pacto de no intervención. El argumento que se esgrimió era la importancia de contener el conflicto dentro de las fronteras españolas y evitar su internacionalización (...) Este acuerdo, privó a la República de los recursos militares y materiales necesarios para defenderse (...) Como consecuencia de esta política, la República sólo pudo contar con un aliado en el continente europeo, la URSS. La decisión no fue sencilla para Iósif Stalin. En esos momentos comprometido con la política de frentes populares desde septiembre de 1935, estaba muy lejos de querer implicarse en un conflicto armado. Tras varias semanas considerando la situación, la ayuda soviética comenzó a llegar en octubre. Los 700 aviones, 400 carros y 2.000 pilotos, asesores y funcionarios del Comisariado del Pueblo para Asuntos Internacionales (NKDV) constituyeron un respaldo material muy importante, aunque considerablemente inferior del que disfrutaba el bando contrario. Por su parte, la Comintern, dividida también en su posición con respecto a la guerra de España, auspició la formación de las Brigadas Internacionales. Estas constituyeron un ejército de 35.000 voluntarios de procedencias, perfiles sociales y filiaciones políticas diversas, que fueron reclutados a través de los partidos comunistas. La mayoría, unos diez mil, vinieron de Francia. También llegaron 4.000 de Reino Unido, 2.800 de Estados Unidos y 1.600 de Cánada. Aproximadamente la cuarta parte del total eran judíos, muchos de ellos exiliados de la Alemania nazi"
- Ángela Cenarro (De su respectivo capítulo: "La Guerra Civil española (1936-1939) / Nueva historia de la España contemporánea (1808-2018) / Junco; Shubert (eds.)
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