Anclada
en Trento, huérfana de reforma y de ilustración, la España del Antiguo Régimen
debería sufrir aún las consecuencias de un insuficiente proceso revolucionario (1808-1833) hacia el constitucionalismo que tampoco resolvería su vertebración. Previo a todo este discurrir histórico (que no es aquí objeto de análisis), el filósofo Gustavo Bueno ofrecía (abril de 1998)
esta magistral conferencia respecto al anclaje del ser español.
Imprescindible, incluso desde el disentimiento que sus
derivadas pueden ofrecer.
“La
constitución de España –señala Bueno– fue la constitución de un imperio
católico (universal)”. "La esencia de España requería su existencia”. España, católica por ser española, española por ser
católica, “no podía ser pensada, debía ser realizada”. La idea de España, en fin, sólo podía hacerse proclamándose; no podía cuestionarse. Muere como tal, en el momento en que se comprueba imposible.
Muy interesante. Casi dos horas de conferencia que, confieso, afronté con cierto escepticismo, no por prejuicio alguno hacia el autor o el tema tratado, sino por la duda de que pudiera despertar mi interés hasta el punto de escucharla entera, como así ha sido.
ResponderEliminarSe esté o no de acuerdo con el análisis y las conclusiones de Bueno, hay que reconocerle su erudición y la brillantez arquitectónica de su pensamiento. Gracias por compartirlo.
Saludos
Sin duda Loam.
EliminarEs una lastima que en su alusión al Quijote, Bueno olvide mencionar la obra de Unamuno. "En torno al casticismo", "Vida de Quijote y Sancho", etc, donde se trata de manera magistral el mismo paralelismo.
Saludos
Cierto. Tal vez consideró imposible citar a Unamuno sin extenderse sobre su obra y pensamiento. Es el inconveniente de tener el tiempo tan limitado. Pero, a buen seguro se le pasó por la mente hacerlo.
EliminarMe ha parecido muy interesante la segunda parte. Un saludo
ResponderEliminarMe alegro Raquel. De eso se trata ;)
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