
"No me atrevería yo a negar mis costumbres licenciosas. Confieso mis faltas, si de algo sirve confesarlas. Lo odio, pero no puedo dejar de desear lo que odio. ¡Ay!, ¡qué pesado es soportar aquello de lo que te fuerzas por despojarte! Pues me faltan las fuerzas y la ley para gobernarme. Soy zarandeado como una barca arrastrada por la rápida corriente.
No es un determinado tipo de belleza el que provoca mi amor. Son cien los motivos para que siempre esté enamorado. Si alguna baja hacia sí sus vergonzosos ojos, me abraso por ella y ese su pudor es para mí una asechanza; si alguna es atrevida, me veo cautivado pues promete ser inquieta en el blando colchón; si alguna me parece desabrida, pienso que me quiere y en el fondo disimula; si es culta, me agrada por tan insólitas cualidades; si es ruda, su sencillez me resulta placentera. A la que le gusto, al momento ella también me gusta a mí. Está también la que me censura y critica como poeta: quisiera tener bajo de mí el muslo de la que me critica"
- Ovidio / Arte de amar - Amores