"La
humanidad es la manifestación más alta de la animalidad y al mismo tiempo, la
negación reflexiva de ésta. Es la negación reflexiva y progresiva de la
animalidad, la que constituye y crea el ideal, el mundo de las convicciones
intelectuales y morales, las ideas. El buen Dios, habría debido advertir lo que
iba a suceder; sin embargo se enfureció ridículamente, como hacen los niños
cuando se encolerizan y nos maldijo en todas las generaciones del porvenir.
¿Cuándo, cómo y por qué el ser divino, eterno, infinito, decide el salto mortal
desesperado? El hombre, animal feroz, primo del gorila, ha partido de la noche
profunda del instinto animal, para llegar a la luz del espíritu (...) El cielo
religioso no es otra cosa que un milagro donde el hombre vuelve a encontrar su propia imagen, pero agrandada y trastocada,
es decir, divinizada (...) Siendo Dios la verdad, la justicia, el bien, lo bello, la
potencia y la vida, el hombre es la mentira, la iniquidad, el mal, la fealdad,
la impotencia y la muerte. Siendo Dios el amo, el hombre es el esclavo.
El cristianismo es, precisamente, la religión por excelencia, porque expone y manifiesta, en su plenitud, la naturaleza, la propia esencia de todo sistema religioso, que es el empobrecimiento, el sometimiento, el aniquilamiento de la humanidad en beneficio de la divinidad (...) Tan pronto Dios aparece, el hombre se anula, y cuánto más grande se hace la divinidad, más miserable se vuelve la humanidad (...) Los más inspirados deben ser escuchados y obedecidos por los menos inspirados. Es el derrumbamiento absoluto del sentido común y de toda razón humana (...) He ahí su gran mérito; proclamar la humanidad de todos los seres humanos, pero ¿cómo la proclama? En el cielo, para la vida futura, no para la vida presente y real, no sobre la tierra. La ficción de Dios es pues la consagración y la causa intelectual y moral de toda esclavitud sobre la tierra. Sin razón crítica; sin emancipación intelectual, no puede haber revolución moral y social completa.
El cristianismo es, precisamente, la religión por excelencia, porque expone y manifiesta, en su plenitud, la naturaleza, la propia esencia de todo sistema religioso, que es el empobrecimiento, el sometimiento, el aniquilamiento de la humanidad en beneficio de la divinidad (...) Tan pronto Dios aparece, el hombre se anula, y cuánto más grande se hace la divinidad, más miserable se vuelve la humanidad (...) Los más inspirados deben ser escuchados y obedecidos por los menos inspirados. Es el derrumbamiento absoluto del sentido común y de toda razón humana (...) He ahí su gran mérito; proclamar la humanidad de todos los seres humanos, pero ¿cómo la proclama? En el cielo, para la vida futura, no para la vida presente y real, no sobre la tierra. La ficción de Dios es pues la consagración y la causa intelectual y moral de toda esclavitud sobre la tierra. Sin razón crítica; sin emancipación intelectual, no puede haber revolución moral y social completa.
El
materialismo parte de la animalidad para constituir la humanidad. El idealismo
parte de la divinidad para constituir la esclavitud y condenar a las masas a
una animalidad sin salida. El materialismo niega el libre arbitrio y llega a la
constitución de la libertad. El idealismo, en nombre de la dignidad humana,
proclama el libre arbitrio y sobre las ruinas de toda libertad funda la
autoridad. En toda cuestión hallaréis a
los idealistas en flagrante delito mientras al contrario, veréis a los
materialistas perseguir y realizar las aspiraciones, los pensamientos más
ampliamente ideales"
- Dios y el Estado / Mijaíl Bakunin