"Se
admiraba el Sr. Ventosa de algunas cosas que ocurren en nuestro país y que no
suceden en naciones extranjeras. Se refería el Sr. Ventosa a la intranquilidad
pública y a las alteraciones del orden público, a esta situación febril por que
atraviesa nuestro pueblo y a la inquietud reinante, con las consecuencias que
señalaba en el orden económico y de otro género en España, y el Sr. Ventosa se
preguntaba o nos preguntaba: “¿Cómo estas cosas pasan en nuestro país y no
ocurren en otras naciones?”. Sr. Ventosa: yo sé poco, pero tengo el atisbo de
que en nuestro país ocurren estas cosas que no pasan en otros países porque en
esos otros países han ocurrido antes muchas cosas que en España no han sucedido
todavía; que en nuestro país no han ocurrido los trastornos y los choques que
han tenido teatro en los principales Estados europeos durante el siglo pasado,
y que nuestro pobre pueblo ha ido pasando del auténtico antiguo régimen, o sea
del absolutismo monárquico, al actual de una manera débil, vacilante, sin guía,
sin propósito, sin energía. ¿Por qué? Por múltiples causas: o por falta de una
clase media suficientemente liberal y vigorosa para llevar adelante la
revolución liberal del siglo pasado; por la misma miseria económica de la
inmensa mayoría de los españoles, porque para hacer revoluciones hay que estar
por encima del hambre, Sr. Ventosa; porque la cultura de los españoles haya
sido, en el orden político, excesivamente vaga o débil; no sé. Por mil razones
que cualquier crítico o historiador le puede dar a S.S.; pero lo cierto es que
la evolución política de nuestro país no ha pasado por los grados de
fiebre que en otras partes. (El Sr. Bermúdez Cañete: ¿Y las guerras
civiles?––Rumores.) La guerra civil, que perdieron los liberales (El Sr. Bermúdez Cañete: Que ganaron los
liberales), como han perdido en España todas las guerras todos los
liberales.
Lo cierto y verdad es que España no ha pasado por los grados de fiebre política renovadora e innovadora que se han producido en otras partes, y nos encontramos en la vida española con problemas de orden social y político de complejidad extraña, como ocurre en otros ordenes de la vida española, donde se ven contrastes raros, inusitados, donde frente a manifestaciones de progreso que están al par de cualquier otro país, se ven manifestaciones de atraso y casi de barbarie que parecen propias de un país del siglo XII. En la evolución política española ocurre algo de esto. España es un país muy curioso y digno de estudio, pero muy difícil de gobernar, precisamente por esta situación extraña. Así estamos ahora viendo el auge y el alzamiento político de clases proletarias que enarbolan las mismas enseñas que en los países más evolucionados políticamente, junto a manifestaciones de retroceso y de regreso en el orden político y social que han desaparecido de todos esos países que S.S. admira y que nos quiere presentar como ejemplo. ¿Por qué han desaparecido allí y no aquí? Porque en España no ha habido la revolución liberal del siglo XIX. Si la hubiese habido, ahora estos señores estarían luchando con una burguesía fuerte, potente, productora, que habría impulsado el progreso español por los caminos por donde lo ha impulsado la gran burguesía en los países europeos. Aquí de eso no ha habido apenas nada, y hemos pasado del régimen feudal, territorial, señorial de las grandes Casas históricas españolas, venidas a decadencia sin haber perdido el poder político y económico hasta que ha venido la República; hemos pasado, digo, a las primeras manifestaciones revolucionarias del proletariado que empuja hacia el poder político, cosa extraordinaria que no ha ocurrido en ningún país más que en el nuestro" (Aplausos.)
Lo cierto y verdad es que España no ha pasado por los grados de fiebre política renovadora e innovadora que se han producido en otras partes, y nos encontramos en la vida española con problemas de orden social y político de complejidad extraña, como ocurre en otros ordenes de la vida española, donde se ven contrastes raros, inusitados, donde frente a manifestaciones de progreso que están al par de cualquier otro país, se ven manifestaciones de atraso y casi de barbarie que parecen propias de un país del siglo XII. En la evolución política española ocurre algo de esto. España es un país muy curioso y digno de estudio, pero muy difícil de gobernar, precisamente por esta situación extraña. Así estamos ahora viendo el auge y el alzamiento político de clases proletarias que enarbolan las mismas enseñas que en los países más evolucionados políticamente, junto a manifestaciones de retroceso y de regreso en el orden político y social que han desaparecido de todos esos países que S.S. admira y que nos quiere presentar como ejemplo. ¿Por qué han desaparecido allí y no aquí? Porque en España no ha habido la revolución liberal del siglo XIX. Si la hubiese habido, ahora estos señores estarían luchando con una burguesía fuerte, potente, productora, que habría impulsado el progreso español por los caminos por donde lo ha impulsado la gran burguesía en los países europeos. Aquí de eso no ha habido apenas nada, y hemos pasado del régimen feudal, territorial, señorial de las grandes Casas históricas españolas, venidas a decadencia sin haber perdido el poder político y económico hasta que ha venido la República; hemos pasado, digo, a las primeras manifestaciones revolucionarias del proletariado que empuja hacia el poder político, cosa extraordinaria que no ha ocurrido en ningún país más que en el nuestro" (Aplausos.)
- Extracto del discurso sobre la declaración ministerial y el programa electoral del nuevo Gobierno. Sesión de Cortes de 16 abril de 1936
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